El plan para reducir la población mundial: mito o realidad inminente

Investigamos el controvertido plan para reducir la población mundial. ¿Es un mito paranoico o una agenda real de la élite global? Analizamos las Piedras Guía de Georgia, las declaraciones de figuras como Bill Gates y los documentos de la ONU que abogan por el control demográfico.

Le invito a considerar una de las ideas más aterradoras y persistentes que acechan en las sombras de la geopolítica moderna: la idea de que existe un plan deliberado, orquestado por una élite global, para reducir drásticamente la población mundial. Para muchos, esta es la «madre de todas las conspiraciones», una fantasía paranoica sacada de una película de villanos de James Bond. La narrativa oficial es que el mundo se enfrenta a una crisis de superpoblación y que los esfuerzos de las organizaciones globales se centran en gestionar el crecimiento de forma ética y sostenible a través de la educación y la planificación familiar.

Pero, ¿y si la palabra «gestionar» fuera un eufemismo para algo mucho más drástico? ¿Y si los monumentos de granito que abogan por una humanidad de 500 millones de personas, los documentos de la ONU que hablan de «niveles de población óptimos» y las declaraciones de multimillonarios filántropos sobre la reducción del crecimiento demográfico a través de las vacunas no fueran piezas aisladas, sino partes de un mismo y escalofriante rompecabezas?

Hoy, vamos a navegar por este campo minado de hechos, interpretaciones y acusaciones. No vamos a afirmar que un comité secreto se reúne para planear el apocalipsis. En su lugar, vamos a examinar la evidencia documentada: las propias palabras de la élite, los manifiestos que han publicado y las políticas que han promovido. Vamos a separar la ideología malthusiana legítima de la evidencia que sugiere una agenda activa de despoblación.

¿Es el plan para reducir la población mundial un mito para asustar a las masas, o es una realidad inminente que se está desarrollando ante nuestros propios ojos? La respuesta puede ser más compleja y perturbadora de lo que imagina.

El manifiesto de granito: las Piedras Guía de Georgia

Nuestra investigación comienza en un remoto condado de Georgia, EE.UU., donde hasta julio de 2022 se erigía un enigmático monumento conocido como las Piedras Guía de Georgia (Georgia Guidestones). Encargado en 1979 por un individuo anónimo bajo el seudónimo de R.C. Christian, este «Stonehenge Americano» consistía en seis losas de granito con un conjunto de diez «mandamientos» para una «Era de la Razón», grabados en ocho idiomas modernos.

Aunque todos los mandamientos eran controvertidos, el primero era una bomba:

1. Mantener a la humanidad por debajo de 500,000,000 en perpetuo equilibrio con la naturaleza.

Reflexionemos sobre esta cifra. La población mundial actual supera los 8 mil millones de personas. Un objetivo de 500 millones representa una reducción de más del 93% de la población del planeta. No habla de frenar el crecimiento, sino de una reducción masiva. Para los investigadores de la despoblación, este monumento no era una simple excentricidad; era la declaración pública de la agenda, grabada en piedra para que todos la vieran. Los otros nueve mandamientos, que hablan de guiar la reproducción sabiamente, unificar a la humanidad con un nuevo lenguaje y un gobierno mundial, y equilibrar los derechos personales con los deberes sociales, se leen como el manual de instrucciones para la sociedad que surgiría después de esta cataclísmica reducción.

Las raíces ideológicas: Malthus, la eugenesia y el Club de Roma

La idea de que hay demasiada gente en el planeta no es nueva. Sus raíces modernas se encuentran en el trabajo del reverendo Thomas Malthus, quien en 1798 argumentó que el crecimiento de la población siempre superaría el crecimiento de la producción de alimentos, llevando inevitablemente a la hambruna y la miseria.

Esta ideología malthusiana se fusionó a principios del siglo XX con el movimiento de la eugenesia, promovido por figuras de la élite como la familia Rockefeller. La eugenesia era la pseudociencia de «mejorar» la raza humana mediante la cría selectiva y la esterilización de aquellos considerados «no aptos». Aunque la eugenesia fue desacreditada públicamente por su asociación con los horrores del nazismo, sus ideas centrales nunca desaparecieron; simplemente se rebautizaron con un lenguaje más aceptable, como «control de la población» y «planificación familiar».

En 1972, el influyente think tank globalista, el Club de Roma, publicó un informe que sacudió al mundo: «Los límites del crecimiento». Utilizando los primeros modelos informáticos, el informe predecía que el crecimiento exponencial de la población y la industria llevaría a un colapso económico y ambiental en el siglo XXI. Su conclusión era clara: el crecimiento demográfico y económico debía ser detenido.

Para los críticos, «Los límites del crecimiento» se convirtió en la justificación científica para la agenda de despoblación. Proporcionó a la élite la narrativa que necesitaba: la despoblación ya no era una cuestión de ideología eugenésica, sino una necesidad científica para «salvar el planeta».

Las propias palabras de la élite: ¿deslices freudianos?

A lo largo de los años, numerosas figuras de la élite han hecho declaraciones públicas que, para muchos, suenan como admisiones de esta agenda.

  • Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo: En una entrevista en 1988, el cofundador del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) declaró: «En caso de que reencarne, me gustaría volver como un virus mortal para contribuir en algo a resolver la superpoblación».
  • Ted Turner: El magnate de los medios y fundador de la CNN ha abogado repetidamente por una reducción drástica de la población. En una entrevista, sugirió que una población de 2 mil millones sería «adecuada» y ha abogado por políticas de hijo único al estilo chino.
  • Dr. Henry Kissinger: En su famoso Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200 (NSSM 200) de 1974, titulado «Implicaciones del crecimiento de la población mundial para la seguridad de EE.UU. y sus intereses en el extranjero», Kissinger argumentó que el crecimiento de la población en los países en desarrollo ricos en recursos era una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. y propuso utilizar la ayuda alimentaria y los programas de salud como herramientas para promover el control de la población.
  • Bill Gates: Quizás ninguna figura contemporánea está más en el centro de esta controversia. En una famosa TED Talk de 2010 titulada «Innovando hacia el cero», Gates, mientras hablaba de reducir las emisiones de CO2, dijo la siguiente frase: «El mundo tiene hoy 6.8 mil millones de personas. Eso se dirige hacia unos 9 mil millones. Ahora, si hacemos un muy buen trabajo con las nuevas vacunas, la sanidad y los servicios de salud reproductiva, podríamos reducirlo, quizás, en un 10 o 15 por ciento.»

Los defensores de Gates argumentan que se refería a reducir la tasa de crecimiento de la población, basándose en la teoría de que una mejor salud infantil conduce a que las familias tengan menos hijos. Sus críticos, sin embargo, toman sus palabras literalmente: que las vacunas y los servicios de salud se utilizarán como un mecanismo para reducir la población existente o futura.

Los mecanismos del plan: ¿cómo se podría implementar?

Si existe un plan de despoblación, ¿cuáles serían los métodos? La teoría no postula un único evento apocalíptico, sino una estrategia multifacética y gradual.

1. Guerra y conflictos controlados

Las guerras son, históricamente, el método más eficaz de despoblación. La promoción de conflictos regionales perpetuos no solo genera beneficios para el complejo militar-industrial, sino que también reduce la población en áreas estratégicas.

2. Hambrunas y control de los alimentos

El control de la cadena alimentaria global por parte de un puñado de corporaciones, la promoción de los OGM (organismos genéticamente modificados) y la destrucción de la agricultura tradicional podrían ser utilizados para crear dependencias y, si fuera necesario, hambrunas controladas. El NSSM 200 de Kissinger ya identificó la comida como un «instrumento de poder nacional».

3. Pandemias y vacunas

Esta es la vía más controvertida. La teoría sugiere varias posibilidades:

  • Liberación deliberada de patógenos: La creación de virus a través de la investigación de «ganancia de función» y su posterior liberación (ya sea accidental o deliberada) para causar una pandemia.
  • Vacunas como vector: La idea de que las campañas de vacunación masiva podrían ser utilizadas para introducir agentes esterilizantes o problemas de salud a largo plazo que reduzcan la fertilidad y la esperanza de vida. Los críticos señalan casos documentados, como una campaña de vacunación contra el tétanos en Kenia patrocinada por la OMS, donde los obispos católicos locales afirmaron haber encontrado la hormona hCG (que puede causar infertilidad) en los viales.

4. Colapso económico y social

La ingeniería de crisis económicas, la destrucción de la clase media y la promoción de la desesperanza y el caos social pueden llevar a un aumento de las «muertes por desesperación» (suicidios, sobredosis) y a una drástica caída de las tasas de natalidad, como ya se está viendo en muchos países desarrollados.

La agenda de la ONU: ¿desarrollo sostenible o control sostenible?

Documentos de la ONU como la Agenda 21 (precursora de la Agenda 2030) son a menudo citados como prueba de esta agenda. Aunque se presentan como planes para el desarrollo sostenible, sus críticos argumentan que su implementación requeriría una reorganización masiva de la sociedad.

  • Restricción del movimiento y la propiedad: La Agenda 21 aboga por la concentración de la población en «ciudades inteligentes» densamente pobladas, dejando vastas áreas rurales «para la naturaleza». Esto implicaría el fin de la propiedad rural y suburbana.
  • Control centralizado de los recursos: El plan exige un control global sobre el agua, la energía, los minerales y la agricultura, todo bajo la bandera de la «sostenibilidad».

Para los investigadores, la «sostenibilidad» es simplemente el eufemismo políticamente correcto para el control centralizado y la despoblación.

En conclusión, la idea de un plan de despoblación global se mueve en un espectro que va desde la ideología malthusiana abierta hasta la conspiración encubierta. Lo que es innegable es que una poderosa corriente de pensamiento dentro de la élite global considera que la población mundial es insosteniblemente grande y que se deben tomar medidas para controlarla.

No necesitamos creer en virus diseñados en laboratorio para ver que las políticas promovidas por estas élites —la centralización del suministro de alimentos, la dependencia de las grandes farmacéuticas, la promoción de la guerra y la ingeniería de crisis económicas— conducen inevitablemente a una mayor mortalidad y a una menor natalidad.

Quizás el plan no es tan melodramático como un virus mortal liberado deliberadamente. Quizás es más sutil y más siniestro: la creación de un sistema global tan estresante, tan tóxico y tan desprovisto de esperanza que la población, por sí misma, simplemente deje de crecer y comience a marchitarse. La pregunta que queda es si este es un resultado accidental de la codicia y la mala gestión, o el resultado deseado de un plan a largo plazo.


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