La exopolítica y los tratados secretos entre gobiernos y seres no humanos

Explore la exopolítica y los presuntos tratados secretos entre gobiernos y extraterrestres. Analizamos el Tratado Greada de 1954 de Eisenhower con los Grises, el intercambio de tecnología por sujetos humanos y cómo esta alianza secreta podría estar dictando el destino de la humanidad desde las sombras.

Le invito a expandir su concepción de la política. Estamos acostumbrados a pensar en términos de geopolítica: las complejas relaciones de poder entre las naciones de la Tierra. Pero, ¿y si existiera un campo de juego aún más grande? ¿Y si las decisiones más importantes que afectan a nuestro planeta no se tomaran en Washington, Moscú o Pekín, sino en reuniones secretas con interlocutores que no son de este mundo?

Bienvenido al controvertido y fascinante campo de la exopolítica. La exopolítica es el estudio de las relaciones políticas entre nuestra civilización humana y otras inteligencias presuntamente no humanas del cosmos. No se pregunta «si» existen, sino que parte de la premisa de que la evidencia de una presencia extraterrestre es abrumadora y se centra en la siguiente pregunta lógica: ¿cuáles son las implicaciones políticas?

Hoy, vamos a sumergirnos en la teoría más explosiva de la exopolítica: la idea de que los gobiernos humanos, o al menos una facción secreta dentro de ellos, han estado en contacto con civilizaciones extraterrestres durante décadas y han firmado tratados secretos sin el conocimiento ni el consentimiento de sus pueblos. Esta teoría postula que el encubrimiento OVNI no es solo para evitar el pánico, sino para ocultar una serie de pactos que han cambiado el curso de la tecnología, la sociedad y quizás incluso la genética humana.

Esta es la historia de la diplomacia en la sombra, de un pacto fáustico que pudo haber comprado nuestra era tecnológica a un precio terrible.

¿Qué es la exopolítica? Un nuevo paradigma

El término «exopolítica» fue popularizado por académicos como el Dr. Michael Salla. A diferencia de la ufología tradicional, que se centra en la recopilación de avistamientos y pruebas físicas, la exopolítica analiza el fenómeno OVNI a través de una lente política. Utiliza el testimonio de denunciantes, documentos filtrados y el análisis de eventos históricos para construir un modelo de las presuntas interacciones entre la humanidad y varias civilizaciones extraterrestres.

La exopolítica sugiere que no estamos tratando con un solo tipo de visitante, sino con múltiples «razas» con diferentes agendas, algunas benevolentes, otras neutrales y otras malévolas. Y en este complejo escenario cósmico, el gobierno de la sombra de la Tierra ha estado tomando decisiones y forjando alianzas que nos afectan a todos.

El presunto origen de los tratados: el Tratado Greada de 1954

El evento central en la mitología de los tratados secretos es el supuesto encuentro del presidente Dwight D. Eisenhower con una o más razas extraterrestres en 1954. Aunque hay varias versiones de la historia, la más persistente y detallada es la que se refiere al Tratado Greada.

El contexto: Eisenhower y la preocupación OVNI

La presidencia de Eisenhower (1953-1961) fue el apogeo de la era dorada de los OVNIs. El incidente de Roswell en 1947 y el masivo avistamiento sobre Washington D.C. en 1952 habían dejado claro al estamento de seguridad nacional que se enfrentaban a un fenómeno real, con una tecnología muy superior a la suya. Se dice que el presidente Truman creó en 1947 un grupo de alto secreto, conocido como Majestic-12 (MJ-12), para gestionar el problema. Cuando Eisenhower llegó al poder, heredó este secreto.

El encuentro en la Base de la Fuerza Aérea de Edwards

La historia cuenta que en la noche del 20 de febrero de 1954, el presidente Eisenhower desapareció misteriosamente durante unas vacaciones en Palm Springs, California. La historia de portada fue que había tenido una emergencia dental. La teoría exopolítica afirma que fue llevado en secreto a la cercana Base de la Fuerza Aérea de Edwards (entonces Muroc) para una reunión concertada.

Según los testimonios de denunciantes como William Cooper y John Lear, Eisenhower se reunió primero con una delegación de una raza de aspecto humanoide (los «Nórdicos»), que ofrecieron ayuda espiritual y tecnológica a cambio de que la humanidad desmantelara su arsenal nuclear. Eisenhower, supuestamente, rechazó el acuerdo, ya que no estaba dispuesto a renunciar a la principal ventaja militar de EE.UU. en la Guerra Fría.

Poco después, se habría producido un segundo encuentro, esta vez con una raza conocida como los Grises, del sistema estelar Zeta Reticuli. Los Grises no pusieron condiciones éticas. Ofrecieron un trato puramente transaccional. Este acuerdo es el que se conocería como el Tratado Greada.

Los términos del pacto fáustico

Según los investigadores de la exopolítica, los términos del Tratado Greada eran, a grandes rasgos, los siguientes:

  1. No interferencia: Los extraterrestres no interferirían en los asuntos humanos, y el gobierno de EE.UU. no interferiría en los suyos.
  2. Intercambio de tecnología: Los Grises proporcionarían a EE.UU. tecnología avanzada (propulsión, energía, armamento) que les daría una ventaja decisiva sobre los soviéticos.
  3. La cláusula de abducción: A cambio, el gobierno de EE.UU. permitiría a los Grises abducir a un número limitado de sus ciudadanos de forma periódica. El propósito de estas abducciones era el estudio y la monitorización genética, como parte de un programa de hibridación para asegurar la supervivencia de la raza Gris.
  4. Condiciones de la abducción: Supuestamente, los Grises debían proporcionar a MJ-12 una lista de todos los abducidos, y se garantizaba que los humanos serían devueltos ilesos y con la memoria del evento borrada.
  5. Bases conjuntas: El tratado también permitiría la construcción de bases subterráneas secretas para ser utilizadas conjuntamente por los extraterrestres y el personal del gobierno de EE.UU., donde se llevaría a cabo la transferencia de tecnología y los programas biológicos.

Los arquitectos del secreto: Majestic-12 (MJ-12)

Si se firmó un tratado tan trascendental, ¿quién lo gestionaría? Aquí es donde entra en juego el grupo Majestic-12. Según los documentos filtrados (cuya autenticidad es objeto de un intenso debate), MJ-12 era un comité de élite formado por doce científicos, líderes militares y altos funcionarios de inteligencia, creado por orden ejecutiva secreta del presidente Truman en 1947.

Su única misión era gestionar la «cuestión alienígena». Serían ellos, no el Congreso ni el público, quienes supervisarían el tratado, recibirían la tecnología y, lo que es más importante, gestionarían el encubrimiento. El gobierno visible seguiría con la política de negación, mientras que este gobierno en la sombra gestionaría la relación interplanetaria.

Las consecuencias del pacto: tecnología, abducciones y bases subterráneas

Si el tratado es real, sus consecuencias deberían ser visibles en nuestro mundo. Y los defensores de la teoría argumentan que lo son.

El salto tecnológico: ¿un regalo de los Grises?

Como hemos explorado en el artículo sobre Roswell, la segunda mitad del siglo XX fue testigo de un salto tecnológico sin precedentes. El transistor, el microchip, la fibra óptica, el láser… todos los pilares de nuestra era digital surgieron en un período de tiempo notablemente corto después de 1947. La exopolítica argumenta que esto no fue una coincidencia, sino el resultado directo de la tecnología obtenida a través del tratado.

El lado oscuro: el programa de abducción y la agenda de hibridación

La teoría también proporciona una explicación escalofriante para el fenómeno de la abducción. Los miles de relatos consistentes de personas que son llevadas contra su voluntad y sometidas a procedimientos médicos y reproductivos no serían eventos aleatorios, sino parte de un programa sistemático y sancionado en secreto. La teoría postula que los Grises violaron los términos del tratado, abduciendo a muchas más personas de las acordadas y no siempre proporcionando las listas, lo que llevó a una creciente tensión entre MJ-12 y sus «socios» alienígenas.

Los laboratorios subterráneos: la leyenda de la Base de Dulce

La cláusula de las bases conjuntas da origen a una de las leyendas más oscuras de la ufología: la Base de Dulce. Según testimonios de supuestos ex-trabajadores, como Phil Schneider, existe una enorme base subterránea de siete niveles cerca de Dulce, Nuevo México, operada conjuntamente por humanos y Grises. Los niveles inferiores de la base serían el escenario de horribles experimentos genéticos, la creación de híbridos y otras violaciones de los derechos humanos. La leyenda culmina con un supuesto «tiroteo» en 1979 entre las fuerzas especiales Delta y los alienígenas de la base, cuando el conflicto por el programa de abducción llegó a un punto de ruptura.

Críticas y escepticismo: ¿dónde están las pruebas?

Es fundamental abordar esta teoría con una dosis masiva de escepticismo.

  • Falta de evidencia documental: No existe ni un solo documento verificado y autentificado que pruebe la existencia del Tratado Greada o del encuentro de Eisenhower. La biblioteca presidencial de Eisenhower no contiene ningún registro del evento.
  • Testimonio como única fuente: Toda la narrativa se basa en los testimonios de denunciantes y insiders, muchos de los cuales han sido desacreditados o cuyas historias son imposibles de verificar. Figuras como William Cooper y Phil Schneider son héroes para algunos y fabuladores para otros.
  • ¿Una mitología moderna?: Los escépticos argumentan que la historia del tratado es una mitología moderna, un intento de crear una narrativa coherente para explicar fenómenos dispares y aterradores. Es una historia que da sentido al caos, pero no por ello es cierta.

En conclusión, la teoría de los tratados secretos es quizás la narrativa más grandiosa y unificadora de la conspiración OVNI. Conecta el encubrimiento de Roswell, el salto tecnológico de la posguerra, el fenómeno de la abducción y las leyendas de las bases subterráneas en una sola y coherente historia de diplomacia secreta y traición.

No tenemos la «pistola humeante» para probarla. Pero como marco explicativo, es inquietantemente poderoso. Nos obliga a considerar la posibilidad de que las decisiones más importantes para el futuro de nuestra especie no se estén debatiendo en los parlamentos, sino que ya se hayan tomado, hace mucho tiempo, en un hangar oscuro, por hombres que decidieron que el precio de los secretos del universo era un puñado de sus propios ciudadanos.


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