Le invito a un viaje a un mundo paralelo. Un mundo que existe junto al nuestro, pero que opera bajo un conjunto de reglas completamente diferente. No tiene fronteras geográficas claras, pero controla una porción asombrosa de la riqueza del planeta. No tiene un gobierno, pero su poder supera al de la mayoría de las naciones. Este es el mundo de las finanzas «offshore», el universo de los paraísos fiscales.
Cuando escuchamos el término «paraíso fiscal», la mayoría de nosotros pensamos en evasión de impuestos. Imaginamos a millonarios y corporaciones desviando sus ganancias a islas soleadas para evitar pagar lo que les corresponde. Y aunque eso es cierto, es solo la punta del iceberg. La evasión de impuestos es simplemente el beneficio más obvio y superficial de un sistema diseñado para un propósito mucho más profundo y fundamental.
El verdadero propósito de la red global de paraísos fiscales es crear un «agujero negro» financiero. Un espacio extralegal y opaco donde la élite global —corporaciones multinacionales, oligarcas, criminales, dictadores y las propias agencias de inteligencia— puede mover y ocultar su riqueza, libre de las leyes, las regulaciones, los impuestos y las obligaciones morales que se aplican a todos los demás.
Hoy, vamos a desentrañar la arquitectura de este sistema. Vamos a ver cómo, más allá de las playas de las Islas Caimán, el verdadero poder reside en el corazón de Londres y Washington. Y vamos a entender que los paraísos fiscales no son una falla en el sistema del capitalismo global; son una característica esencial, el motor que impulsa al «capitalismo en la sombra».
Anatomía de un paraíso fiscal: más allá de los impuestos cero
¿Qué define a un paraíso fiscal o, como prefieren llamarse, una «jurisdicción de secreto financiero»? No es solo la baja o nula tributación. Es una combinación deliberada de leyes y políticas diseñadas para atraer capital extranjero ofreciendo un nivel de secretismo y protección que no se puede encontrar en ningún otro lugar.
Los ingredientes clave son:
- Secreto bancario y corporativo: Leyes que hacen que sea un delito penal para un banquero o un abogado revelar la identidad del verdadero propietario de una cuenta o una empresa.
- Creación de entidades anónimas: La capacidad de crear «sociedades fantasma» (shell corporations), fideicomisos (trusts) o fundaciones sin revelar al propietario beneficiario final. A menudo, los directores y accionistas nominales son abogados o empresas de servicios fiduciarios locales, creando una capa de anonimato.
- Falta de cooperación internacional: Una negativa a compartir información fiscal o financiera con las autoridades de otros países.
- Regulación laxa: Poca o ninguna supervisión sobre las transacciones financieras, lo que facilita el lavado de dinero y otras actividades ilícitas.
El resultado es un sistema que permite a cualquiera con suficiente dinero crear una estructura legal que lo vuelve efectivamente anónimo e intocable.
El laberinto: cómo se oculta el dinero
El sistema offshore no funciona utilizando un solo paraíso fiscal, sino una red de ellos. Un oligarca ruso, por ejemplo, no simplemente deposita su dinero en las Islas Caimán. El proceso es mucho más complejo, diseñado para ser impenetrable.
- La sociedad fantasma: El oligarca contrata a un bufete de abogados especializado, como el infame Mossack Fonseca de los «Papeles de Panamá». Este bufete crea una sociedad fantasma en una jurisdicción como las Islas Vírgenes Británicas (BVI). En el papel, la empresa es propiedad de directores nominales locales.
- Capas de anonimato: Esta sociedad de BVI podría, a su vez, ser propiedad de un fideicomiso en Panamá, que es administrado por una fundación en Liechtenstein. Cada capa añade más complejidad y hace que sea casi imposible rastrear al propietario real.
- La cuenta bancaria: Esta estructura de múltiples capas abre entonces una cuenta bancaria en una jurisdicción con un fuerte secreto bancario, como Suiza o Luxemburgo.
- La inversión: Finalmente, el dinero de esa cuenta suiza se utiliza para comprar activos en el mundo «onshore»: un apartamento de lujo en Nueva York, un yate registrado en Malta, acciones de una empresa en la bolsa de Londres.
Para un investigador, el apartamento de Nueva York es propiedad de una empresa de Delaware, que es propiedad de una sociedad de BVI, que es propiedad de un fideicomiso panameño. El rastro se enfría. El dinero ha sido lavado y reintroducido en la economía legítima, mientras que su verdadero dueño permanece en el anonimato.
Los arquitectos de la sombra: la telaraña británica y el agujero negro estadounidense
La imagen popular de los paraísos fiscales son pequeñas islas caribeñas. Pero esto es una distracción. Estas islas son solo los «escaparates» de una red controlada desde los centros financieros más grandes del mundo.
La City de Londres: el centro de la telaraña
El investigador Nicholas Shaxson, en su libro «Las islas del tesoro», argumenta de manera convincente que la red de secreto financiero más grande del mundo es, en efecto, un remanente del Imperio Británico. La City de Londres, el distrito financiero de Londres, se encuentra en el centro de una telaraña de jurisdicciones secretas.
- Territorios de Ultramar: Lugares como las Islas Vírgenes Británicas, las Islas Caimán, Bermudas y Gibraltar.
- Dependencias de la Corona: Jersey, Guernsey y la Isla de Man.
Estas jurisdicciones tienen sus propios gobiernos y leyes, pero en última instancia, son responsables ante la Corona Británica. El Reino Unido tiene el poder de imponerles leyes, pero elige no hacerlo. Esta «independencia» deliberada permite a la City de Londres subcontratar las actividades financieras más sucias a su red de satélites, mientras mantiene una fachada de respetabilidad. Los grandes bancos, bufetes de abogados y firmas de contabilidad de Londres son los que diseñan y gestionan las estructuras offshore, canalizando billones de dólares a través de estas jurisdicciones.
Estados Unidos: el paraíso fiscal de casa
Mientras Estados Unidos lidera la retórica global contra los paraísos fiscales en el extranjero, se ha convertido silenciosamente en uno de los mayores paraísos fiscales del mundo. Estados como Delaware, Nevada y Dakota del Sur ofrecen un nivel de secreto corporativo que rivaliza con el de cualquier isla caribeña.
- El «agujero de Delaware»: Es más fácil y requiere menos información de identificación obtener una sociedad anónima en Delaware que obtener una tarjeta de biblioteca. Cientos de miles de empresas fantasma, muchas de ellas utilizadas por cleptócratas y criminales de todo el mundo, tienen su sede en un solo edificio de oficinas en Wilmington, Delaware.
- El secreto de Dakota del Sur: En los últimos años, Dakota del Sur se ha convertido en el nuevo «Suiza» para la élite mundial, gracias a sus leyes de fideicomisos increíblemente secretas y favorables, que permiten a las dinastías ricas proteger su patrimonio de los impuestos, los acreedores y los ex-cónyuges durante generaciones.
El verdadero propósito: más allá de los impuestos
Si bien la evasión fiscal es un beneficio masivo (se estima que hay entre 21 y 32 billones de dólares en riqueza financiera privada oculta en paraísos fiscales), el verdadero propósito del sistema offshore es proporcionar un espacio donde la élite puede operar por encima de la ley.
- Lavado de dinero: Es el sistema circulatorio del crimen organizado global, permitiendo a los cárteles de la droga, los traficantes de armas y los terroristas mover sus ganancias ilícitas.
- Ocultación de la corrupción: Permite a los dictadores y políticos corruptos saquear las arcas de sus países y ocultar su riqueza mal habida en el extranjero.
- Elusión de la regulación: Las corporaciones utilizan las estructuras offshore no solo para evitar impuestos, sino también para eludir las regulaciones laborales, ambientales y de seguridad. Un barco puede ser propiedad de una empresa liberiana para evitar las normas de seguridad, por ejemplo.
- Operaciones encubiertas: Las agencias de inteligencia, como la CIA, han utilizado durante mucho tiempo empresas fantasma y cuentas offshore para financiar operaciones encubiertas, pagar a informantes y mover dinero sin dejar rastro.
- Creación de un sistema feudal moderno: El sistema offshore crea una división fundamental en la sociedad. Por un lado, la población general y las pequeñas empresas que operan «onshore», sujetas a impuestos, leyes y regulaciones. Por otro, una élite transnacional que opera «offshore», en un mundo sin ley donde la única regla es el secreto.
Las filtraciones: grietas en el muro del secreto
En la última década, una serie de filtraciones masivas de datos por parte de denunciantes anónimos ha abierto una ventana sin precedentes a este mundo secreto. Los Papeles de Panamá (2016), los Papeles del Paraíso (2017) y los Papeles de Pandora (2021) han expuesto los asuntos offshore de cientos de políticos, multimillonarios, celebridades y criminales.
Estas filtraciones han confirmado lo que los investigadores sospechaban desde hace mucho tiempo: que el sistema offshore no es un fenómeno marginal, sino el sistema operativo estándar para la élite global. Han demostrado que primeros ministros, reyes y presidentes que predican sobre la transparencia y la justicia fiscal en público, utilizan el sistema offshore en privado para enriquecerse a sí mismos y a sus allegados.
En conclusión, los paraísos fiscales no son un error del sistema; son el sistema. Son el mecanismo que permite la existencia de dos capitalismos paralelos: uno regulado y transparente para nosotros, y otro secreto y sin ley para ellos. Este «capitalismo en la sombra» drena la riqueza de las naciones, socava la democracia, facilita el crimen y consolida el poder en manos de una élite global no electa y que no rinde cuentas a nadie.
Mientras esta arquitectura de secreto financiero permanezca intacta, cualquier intento de reforma económica o social será superficial. Porque el verdadero juego se juega en un tablero diferente, uno cuyas reglas están diseñadas para asegurar que la casa —la élite offshore— siempre gane.








