Desclasificación OVNI: qué revelan realmente los informes del Pentágono

Le invito a ser testigo de un cambio sísmico en la historia del secreto. Durante más de 70 años, la postura oficial del gobierno de los Estados Unidos sobre los Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) fue una mezcla de negación, ridículo y ofuscación. El tema fue relegado al ámbito de la ciencia ficción y la paranoia. Aquellos que lo tomaban en serio —pilotos, personal militar, ciudadanos— eran a menudo marginados y silenciados.

Luego, en 2017, todo cambió. El New York Times publicó un artículo explosivo que revelaba la existencia de un programa secreto del Pentágono para investigar OVNIs, el Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales (AATIP). Junto con el artículo, se publicaron tres videos desclasificados de la Marina de los EE.UU., grabados con sistemas de puntería avanzados, que mostraban objetos aéreos realizando maniobras imposibles.

Desde entonces, hemos sido testigos de un goteo constante de revelaciones. El Pentágono ha confirmado la autenticidad de los videos. El Congreso ha exigido informes. El término «OVNI» ha sido rebautizado con el más burocrático «Fenómeno Aéreo No Identificado» (UAP). La conversación ha pasado de los foros de conspiración a las audiencias del Congreso.

La pregunta es: ¿qué está pasando realmente? ¿Estamos presenciando el comienzo de una era de transparencia, el preludio de la Divulgación con «D» mayúscula? ¿O estamos siendo testigos de algo mucho más sutil y controlado? Una «divulgación controlada», una campaña de relaciones públicas cuidadosamente orquestada por el Estado Profundo para moldear una nueva narrativa sobre el fenómeno, una que sirva a sus propios intereses.

Hoy, vamos a analizar lo que estos informes y videos realmente nos dicen, y, lo que es más importante, lo que no nos dicen.

La evidencia sobre la mesa: los videos «Tic Tac», «Gimbal» y «GoFast»

El corazón de la nueva era de la divulgación son los tres videos desclasificados que han capturado la imaginación del público.

1. FLIR1 («Tic Tac») – Incidente del USS Nimitz (2004)

Este es el caso más famoso y mejor documentado. Durante dos semanas en noviembre de 2004, el grupo de combate del portaaviones USS Nimitz, operando frente a la costa de San Diego, detectó múltiples objetos anómalos en sus sistemas de radar avanzados. Estos objetos, apodados «Tic Tacs» por su forma de píldora blanca y lisa, realizaban hazañas de vuelo que desafían la física conocida.

  • Rendimiento imposible: Podían flotar inmóviles, acelerar a velocidades hipersónicas de forma instantánea, realizar giros bruscos sin perder altitud y moverse sin problemas entre el aire y el agua. No tenían alas, rotores ni ningún medio de propulsión visible.
  • El encuentro: Varios pilotos de F/A-18, incluido el Comandante David Fravor, tuvieron encuentros visuales cercanos. Fravor describió al Tic Tac realizando maniobras erráticas sobre una perturbación en el océano, antes de acelerar y desaparecer a una velocidad que él nunca había visto.
  • El video: El video infrarrojo muestra al objeto acelerando instantáneamente fuera del alcance de los sensores del caza.

2. «Gimbal» y «GoFast» – Incidentes de la Costa Este (2014-2015)

Estos dos videos, grabados por pilotos de F/A-18 del grupo de combate del USS Theodore Roosevelt, muestran fenómenos igualmente desconcertantes.

  • Gimbal: Muestra un objeto volador que parece rotar o girar sobre su eje contra vientos de 120 nudos, mientras los pilotos exclaman con asombro.
  • GoFast: Muestra un objeto pequeño y rápido volando a baja altitud sobre el agua a una velocidad increíble.

El Informe del Pentágono: admisión de ignorancia

En junio de 2021, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) publicó el esperado informe preliminar sobre los UAP. Para muchos, fue una decepción. Para otros, fue una confirmación histórica.

Lo que el informe admite:

  • El fenómeno es real: El informe analizó 144 incidentes reportados por personal militar entre 2004 y 2021 y concluyó que los UAP «probablemente representan objetos físicos».
  • Son una amenaza para la seguridad de vuelo: Los objetos han causado «casi accidentes» con aviones militares.
  • No sabemos qué son: De los 144 casos, solo uno pudo ser explicado (un globo desinflado). Los 143 restantes permanecen «sin explicación».
  • Exhiben tecnología avanzada: El informe afirma que «en 18 incidentes… los observadores informaron de patrones de movimiento o características de vuelo inusuales de los UAP», incluyendo la capacidad de permanecer estacionarios, moverse contra el viento, maniobrar bruscamente o moverse a velocidades considerables, sin medios de propulsión discernibles.

Lo que el informe NO dice:

  • No menciona la palabra «extraterrestre»: El informe explora varias categorías de explicación posibles (desorden aéreo, fenómenos atmosféricos, tecnología secreta de EE.UU., tecnología de adversarios como Rusia o China), pero agrupa los casos más anómalos en una categoría de «otros».
  • No analiza casos históricos: El informe se limita a incidentes recientes, ignorando 70 años de historia del fenómeno, incluyendo casos clásicos como Roswell o el incidente del bosque de Rendlesham.
  • No revela nada nuevo: El informe no contiene nueva información significativa más allá de lo que ya se había filtrado a los medios.

En esencia, el informe del Pentágono es una admisión oficial de ignorancia. Es un documento histórico porque, por primera vez, el gobierno de EE.UU. admite que hay objetos físicos con tecnología avanzada operando en sus espacios aéreos restringidos y que no tienen idea de qué son.

La teoría de la «divulgación controlada»: ¿cuál es la verdadera agenda?

Aquí es donde debemos aplicar una lente de escepticismo. ¿Por qué ahora? ¿Por qué el mismo establishment de defensa e inteligencia que ha negado y ridiculizado este tema durante 70 años de repente está tan dispuesto a admitir su existencia?

La teoría de la divulgación controlada sugiere que esto no es un acto de transparencia voluntaria, sino una estrategia cuidadosamente gestionada para introducir el tema OVNI en el discurso público bajo sus propios términos y con una narrativa específica.

Los arquitectos de la nueva narrativa

Es crucial observar quién está liderando este esfuerzo de «divulgación». Figuras como Luis Elizondo, el ex director de AATIP, y Christopher Mellon, un ex Subsecretario Adjunto de Defensa para Inteligencia, han sido fundamentales en la filtración de los videos y en la presión al Congreso. Ambos son veteranos del Estado Profundo de la seguridad nacional. Esto ha llevado a muchos a preguntarse si son verdaderos «denunciantes» o si están llevando a cabo una operación de influencia autorizada.

La narrativa de la «amenaza»

Observe el lenguaje utilizado. El enfoque no está en el descubrimiento científico o en las implicaciones filosóficas del contacto. El enfoque está en la «amenaza a la seguridad nacional». Los UAP son descritos como una incursión en el espacio aéreo restringido, un fallo de la inteligencia, un desafío a la soberanía.

Esta narrativa de la amenaza es increíblemente útil para el complejo militar-industrial.

  • Justifica presupuestos masivos: Si hay una nueva amenaza tecnológica en nuestros cielos, se necesitan miles de millones de dólares para investigarla y desarrollar contramedidas. Esto podría conducir a la militarización del espacio.
  • Crea un nuevo enemigo: En un mundo post-Guerra Fría, la búsqueda de un enemigo unificador ha sido constante. La «amenaza extraterrestre», como advirtió Ronald Reagan en su famoso discurso ante la ONU, podría ser el catalizador definitivo para la unidad global y, por extensión, para un gobierno global. El Dr. Wernher von Braun, el científico de la Operación Paperclip, supuestamente advirtió en su lecho de muerte que la última «carta» que jugaría el establishment sería una amenaza alienígena falsa.
  • Permite el control de la información: Al enmarcar el fenómeno como un asunto de seguridad nacional, el Estado Profundo puede justificar mantener el control total sobre la información, clasificando los datos más importantes y revelando solo lo que sirve a su narrativa.

¿Qué se está ocultando?

Si esto es una divulgación controlada, ¿cuál es la verdad más profunda que se está ocultando? Las posibilidades son variadas:

  • La verdad sobre el origen: La divulgación actual evita cuidadosamente cualquier discusión sobre el origen extraterrestre, interdimensional o de «civilización disidente» de estos objetos.
  • La historia del encubrimiento: No se habla de Roswell, de la recuperación de naves o cuerpos, o de los 70 años de mentiras y desinformación. La narrativa actual presenta el fenómeno como algo nuevo y reciente.
  • Programas secretos de ingeniería inversa: La posibilidad de que el propio gobierno de EE.UU. ya posea esta tecnología, recuperada de accidentes y mantenida en «proyectos de acceso especial no reconocidos», es el secreto más profundo de todos. La divulgación de una «amenaza» externa podría ser una forma de empezar a revelar públicamente la tecnología que ya poseen, presentándola como una respuesta a esa amenaza.

En conclusión, la desclasificación de los OVNIs por parte del Pentágono es un evento de doble filo. Por un lado, es una victoria para los investigadores que han luchado durante décadas por el reconocimiento oficial del fenómeno. La negación ya no es una opción.

Pero, por otro lado, debemos ser extremadamente cautelosos. Estamos siendo alimentados con una narrativa cuidadosamente elaborada por las mismas instituciones que nos han mentido durante 70 años. La historia nos ha enseñado que cuando el Estado Profundo decide revelar un secreto, a menudo es para ocultar uno más grande.

La verdadera divulgación no vendrá de informes gubernamentales redactados. Vendrá de la demanda continua de transparencia total por parte de los ciudadanos, los científicos y los periodistas. La admisión de que los UAP son reales no es el final de la historia; es el comienzo de la verdadera investigación.

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