Le invito a un viaje a uno de los episodios más extraños y olvidados de la Segunda Guerra Mundial en el frente interno estadounidense. La fecha: la noche del 24 al 25 de febrero de 1942. Han pasado menos de tres meses desde el devastador ataque a Pearl Harbor. La costa oeste de Estados Unidos vive en un estado de paranoia y miedo a una inminente invasión japonesa. Las ciudades están bajo apagones obligatorios y los nervios están a flor de piel.
En medio de esta tensión, algo apareció en los cielos de Los Ángeles. Algo tan real y tan amenazante que desencadenó una respuesta militar masiva. Durante más de una hora, las sirenas antiaéreas aullaron, los reflectores barrieron el cielo y la 37ª Brigada de Artillería Costera del Ejército de EE.UU. disparó más de 1,400 proyectiles contra un intruso aéreo que se movía lentamente sobre la ciudad.
La historia oficial, después de una serie de explicaciones contradictorias, calificó el evento como un caso de «nervios de guerra», atribuyendo el caos a un globo meteorológico perdido y a la histeria colectiva. Pero, ¿es plausible que los militares más entrenados del mundo dispararan durante una hora a un globo? ¿O fue la «Batalla de Los Ángeles» exactamente lo que pareció ser esa noche: el primer enfrentamiento militar documentado a gran escala entre la humanidad y un objeto volador no identificado?
Hoy, vamos a reconstruir esa noche de pánico y fuego antiaéreo. Analizaremos los testimonios, la famosa fotografía que capturó el evento y el rápido encubrimiento que intentó borrar de la historia una batalla que no encajaba en ninguna narrativa conocida.
El preludio: miedo en la costa oeste
Para entender el pánico de esa noche, debemos recordar el contexto. El 23 de febrero de 1942, solo un día antes, un submarino japonés había emergido frente a la costa de Santa Bárbara y había bombardeado un campo petrolífero. El ataque causó daños mínimos, pero el impacto psicológico fue enorme. La guerra había llegado a las costas de California. La población estaba aterrorizada y esperaba una invasión en cualquier momento. El escenario estaba preparado para una reacción exagerada… o para una respuesta justificada a una amenaza real.
La noche de la batalla: cronología del caos
- 2:25 AM (25 de febrero): Las sirenas antiaéreas de Los Ángeles comienzan a sonar. Se ordena un apagón total en toda la ciudad.
- 3:16 AM: La 37ª Brigada de Artillería Costera abre fuego. Potentes reflectores antiaéreos, barriendo el cielo oscuro, convergen en un objeto. Comienza un bombardeo ensordecedor que durará más de una hora.
- El intruso: Miles de ciudadanos, desafiando las órdenes de permanecer en el interior, salen a las calles y a sus tejados para presenciar el espectáculo. Los testimonios son consistentes: los reflectores iluminaban un objeto grande, de movimiento lento, a veces descrito como plateado o anaranjado. A pesar de estar en el centro de un infierno de fuego antiaéreo, con proyectiles explotando a su alrededor, el objeto parecía completamente ileso. Se movía con una lentitud deliberada, sobrevolando áreas clave de defensa como Santa Mónica y Long Beach, antes de desaparecer finalmente sobre el mar.
- 4:14 AM: Se ordena el alto el fuego. El «todo despejado» se da a las 7:21 AM.
Las consecuencias: bajas y contradicciones
La batalla no fue incruenta, pero las bajas no fueron causadas por el enemigo.
- Bajas en tierra: Tres personas murieron en accidentes de coche durante el apagón, y otras dos murieron de ataques al corazón atribuidos al estrés del bombardeo de una hora.
- Daños colaterales: Cientos de edificios y vehículos fueron dañados por la metralla de los casi 1,500 proyectiles que cayeron de vuelta a la tierra.
- El enemigo ileso: Lo más asombroso es que, a pesar del intenso bombardeo, no se recuperó ni un solo fragmento de un avión enemigo derribado. El objeto, fuera lo que fuese, había resistido un ataque que habría pulverizado cualquier aeronave conocida de la época y se había marchado sin un rasguño.
La respuesta oficial fue un caos de contradicciones que solo sirvió para alimentar las sospechas.
- Primera versión (La Marina): A la mañana siguiente, el Secretario de la Marina, Frank Knox, dio una conferencia de prensa y calificó el incidente de «falsa alarma», atribuyéndolo a los «nervios de guerra».
- Segunda versión (El Ejército): El Ejército contradijo inmediatamente a la Marina. El Secretario de Guerra, Henry Stimson, y el Departamento de Guerra declararon que la incursión fue real, involucrando hasta 15 aviones no identificados que volaban a diferentes velocidades y altitudes.
- Tercera versión (El globo meteorológico): Finalmente, para intentar unificar la narrativa y calmar al público, se asentó la explicación de que todo el incidente fue probablemente causado por un globo meteorológico perdido que desencadenó una reacción en cadena de pánico.
La fotografía que se convirtió en icono
En medio de la confusión, el Los Angeles Times publicó una fotografía que se convertiría en una de las imágenes más icónicas de la historia de la ufología. La foto, que fue retocada para mejorar el contraste (una práctica común en la época), muestra claramente los haces de los reflectores convergiendo en un objeto con forma de platillo, con las explosiones de los proyectiles a su alrededor.
Los escépticos argumentan que el «objeto» es simplemente un artefacto del retoque fotográfico o el punto de convergencia de los haces de luz. Los defensores argumentan que la foto captura exactamente lo que miles de testigos describieron: un objeto físico y estructurado en el centro de la tormenta de fuego.
Análisis: ¿por qué la explicación oficial no tiene sentido?
La teoría del «globo meteorológico» y los «nervios de guerra» se desmorona bajo un escrutinio lógico.
- Identificación de objetivos: La artillería antiaérea de 1942, aunque no tan avanzada como la actual, no era primitiva. Los operadores estaban entrenados para identificar objetivos. ¿Es creíble que miles de soldados profesionales dispararan a un globo meteorológico durante más de una hora?
- Movimiento del objeto: Los testigos describieron un objeto que se movía lentamente, se detenía y luego continuaba su curso. Un globo meteorológico se movería a la deriva con el viento, no de forma controlada.
- Resistencia al fuego: Incluso si aceptamos que dispararon a un globo, ¿dónde están los restos? Un bombardeo de 1,400 proyectiles habría desintegrado cualquier globo conocido. El hecho de que el objeto permaneciera visible e intacto durante tanto tiempo sugiere una resistencia estructural muy superior a la de cualquier aeronave de la época.
- La contradicción del Ejército: ¿Por qué el Departamento de Guerra insistiría inicialmente en que se trataba de una incursión de hasta 15 aviones reales si solo fue un globo? Esto sugiere que sabían que se trataba de un objeto real, pero no podían (o no querían) identificarlo.
Conclusión: el primer gran encubrimiento OVNI
La Batalla de Los Ángeles es un caso paradigmático de un evento de alta extrañeza que fue rápidamente neutralizado por un encubrimiento oficial. La explicación más plausible no es la histeria masiva, sino que el ejército de EE.UU. se encontró con un objeto aéreo que no podía identificar ni derribar.
En el contexto de una guerra mundial, admitir que una tecnología desconocida podía sobrevolar impunemente una de sus ciudades más importantes, resistiendo el fuego antiaéreo masivo, habría sido una catástrofe para la moral pública. Era mucho más fácil y seguro culpar a los «nervios de guerra» y enterrar el incidente bajo una pila de explicaciones contradictorias.
El incidente ocurrió cinco años antes del famoso accidente de Roswell y del comienzo de la «era moderna» de los OVNIs. Pero en retrospectiva, la Batalla de Los Ángeles puede ser vista como el verdadero comienzo. Fue la noche en que el velo se rasgó por primera vez, revelando que, además de las amenazas conocidas de este mundo, podría haber otras, de origen desconocido, operando en nuestros cielos con una tecnología que nos dejaba completamente indefensos. La guerra en el Pacífico continuó, pero esa noche, en los cielos de Los Ángeles, pudo haberse librado la primera batalla de una guerra mucho más extraña y secreta.








